Conocidas también como instituciones financieras, ofrecen una variedad de servicios relacionados con la gestión del dinero, tanto para individuos como para empresas. Su función principal es actuar como intermediario entre quienes disponen de excedentes de capital (ahorradores) y aquellos que requieren financiamiento (prestatarios), facilitando así el flujo de recursos en la economía, los bancos ofrecen 3 categorías de productos crediticios:

Crédito simple: esta opción suele ser la más común, en este escenario el negocio recibe una cantidad a pagar en un plazo establecido mediante cuotas habitualmente mensuales, con una tasa de interés, donde en cada pago abonas los intereses devengados en el periodo y una parte a capital. 

Crédito Revolvente: Este producto es el idóneo para empresas que comercializan bienes y servicios, ya que el banco otorga una línea de crédito a la empresa  por la cual solo se pagan intereses si se dispone y por el monto dispuesto, dando flexibilidad y capacidad de respuesta inmediata.

Crédito Puente: Un producto especializado para empresas que requieren un plazo para desarrollar sus proyectos, es la opción por excelencia para el desarrollo inmobiliario, en este modelo el acreditado recibe una parte importante del monto solicitado y conforme avanza en el desarrollo de su proyecto va recibiendo mas dinero en parcialidades, hasta llegar la punto donde pueda empezar a comercializar sus productos, en este escenario el banco espera a que el negocio este operando para empezar a recuperar el capital prestado.